El flujómetro: el vigilante silencioso en los sistemas de tratamiento de agua

Muchas veces, cuando se habla de tratamiento de agua, los primeros equipos que vienen a la mente son las bombas, los tanques o los filtros. Sin embargo, hay un componente que suele pasar desapercibido, pero que cumple un rol fundamental: el flujómetro. Este pequeño instrumento, que a simple vista parece una pieza más en el sistema, es en realidad el encargado de decirnos si todo está fluyendo como debería.

El flujómetro, también conocido como medidor de caudal, permite conocer la cantidad de agua que circula por una tubería en un determinado momento. En nuestro trabajo diario en Sumiwater, lo hemos visto funcionar en múltiples aplicaciones: desde sistemas de ósmosis inversa y plantas de tratamiento, hasta tanques de dosificación química y piscicultura. Y en todos esos casos, su utilidad es la misma: ofrecer información clara y visual sobre el caudal, para que el sistema se mantenga equilibrado y funcione correctamente.

Uno de los modelos más comunes que manejamos es el LZS-15, fabricado en uPVC. Este modelo, sencillo pero confiable, se instala de forma vertical y tiene una escala impresa que muestra el caudal en litros por hora. En su interior, un flotador sube o baja dependiendo del flujo de agua. Cuando el sistema está bien calibrado, el flotador se mantiene en la zona esperada. Si baja o sube más de lo normal, es una señal inmediata de que algo está fallando: puede ser una obstrucción, una fuga o un problema con la bomba.

Lo interesante del flujómetro es que no necesita electricidad, ni programación, ni mantenimiento complicado. Basta con instalarlo correctamente y observarlo regularmente. Esa simplicidad es, precisamente, lo que lo convierte en una herramienta tan valiosa. Muchos de nuestros clientes industriales han evitado daños mayores gracias a una simple lectura de flujómetro a tiempo.

Pero no basta con tenerlo instalado. Es importante mantenerlo limpio, especialmente si el agua contiene sólidos o sedimentos. También es crucial que no haya burbujas de aire, ya que pueden alterar las mediciones. En Sumiwater, cuando instalamos estos equipos, siempre recomendamos acompañarlos con filtros adecuados y revisar que el sistema esté bien purgado.

Otro punto que a menudo se pasa por alto es la selección del modelo adecuado. No todos los flujómetros sirven para cualquier tipo de líquido. Los hay fabricados para trabajar con productos químicos, aguas agresivas o fluidos viscosos. En el caso de agua limpia, como suele ser el caso en los sistemas de tratamiento, los modelos de uPVC como el LZS-15 son una excelente opción por su relación costo-beneficio.

En conclusión, el flujómetro es un vigilante silencioso. No hace ruido, no emite señales, pero su presencia es clave para que todo funcione bien. En Sumiwater lo consideramos una herramienta de diagnóstico esencial, y por eso lo recomendamos en la mayoría de nuestras instalaciones. Porque cuando se trata de agua, conocer el caudal no es un lujo: es una necesidad.